«Hacer el misionero»
La expresión “hacer el misionero” hace referencia a la
postura o posición para la realización de acto sexual. No cabe duda que si hay
alguna posición sexual que a todos resulta familiar esta es, sin duda, el
misionero.
Postura o posición que muchos consideran como aburrida, sosa o, incluso, arcaica, más propia
de tiempos pretéritos que de este siglo XXI en el que las innovaciones lo
alcanzan todo, incluso las relaciones más íntimas.
Significado:
Expresión o dicho que hace referencia a una posición o
postura para realizar el acto sexual.
Probablemente, esta es la postura más instintiva de las que
configuran el Kamasutra.
La posición del misionero es muy sencilla. Consiste en que la
mujer se acuesta boca arriba, apoyada sobre su espalda, mientras el hombre situado
encima de ella, cara a cara, introduce el pene en la vagina.
Origen.
“La posición del
«misionero» es una de las más utilizadas para mantener relaciones sexuales y,
según una leyenda urbana posiblemente falsa, el origen de esta designación está
en la evangelización que acompañó a la colonización y conquista de América. En
términos de esta teoría, los indios vincularon esta posición con los misioneros
porque éstos en su evangelización afirmaban que era el único modo correcto de
colocarse para mantener relaciones sexuales. Y ciertamente desde la Iglesia
Católica fue ampliamente recomendada durante siglos realizar esta postura
(considerándola la más ‘casta’ y efectiva para procrear, evidentemente dentro
del matrimonio). No obstante, no hay ni una sola constancia escrita de que a
esta postura, empleada desde la Antigüedad, se le llamara de ese modo antes de
mediados del siglo XX, cuando recibía el nombre de «postura angelical o de la
serpiente», tal y como explica el doctor en antropología Robert J. Priest en su
artículo 'Missionary Positions: Christian, Modernist, Postmodernist', publicado
en febrero de 2001”. (1)
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