Pasar más hambre que un maestro de escuela.
Expresión que es utilizada a menudo como muletilla en una
conversación, la frase proverbial “Pasar más hambre que un maestro de escuela”
alude a la situación económica de los maestros de enseñanza primaria durante el
siglo XIX .
Origen:
La frase o el dicho que comentamos procede de la mísera
situación económica por la que pasaron los maestros en el siglo XIX debido a lo
escaso de su retribución y, en muchas ocasiones, de lo incierto de su
percepción. Había meses que se pasaban sin cobrar y se llegaba a situaciones
límites.
Hasta 1901, fecha en que el Conde de Romanones acometió desde
el Poder decisivas reformas en la Instrucción Pública, la condición de la
mayoría de los maestros españoles era de extrema indigencia.
La retribución del Magisterio corría a cargo de los
Ayuntamientos. En aquella época, eran los Ayuntamientos quienes tenían la
obligación de pagar los salarios de las personas docentes que se dedicaban a
formar a las futuras generaciones.
Sin embargo, los alcaldes no estaban muy por la labor de
hacerlo y los profesores pasaban muchas necesidades. Tanto es así, que la
mayoría de ellos vivían de las propinas que les daban los padres de sus
alumnos. Ante esta situación, no es descabellado pensar que muchos de ellos
llegarán a pasar hambre.
Por ello llegó a
hacerse proverbial el dicho comparativo: pasar más hambre que un maestro de
escuela, que actualmente se mantiene en uso para aludir el mal pasar de una
persona determinada, y debido a que éstos carecían de los recursos necesarios,
de hecho, en ocasiones llegaba a adeudarse a los maestros hasta cinco años de
sueldo, algunos llegaron a morir de hambre y otros vivían de la caridad
pública.
Por Real Decreto de 26 de octubre y Ley económica de 31 de
diciembre de 1901, pasaron al presupuesto del Estado las atenciones de primera
enseñanza, excepto las de Vascongadas y Navarra.
Con anterioridad a la Reforma de Romanones se popularizó en
España este cantar que entonaba la Murga gaditana:
El ministro de Fomento...
¡huy qué portento!...,
dice que les va a pagar...,
¿será verdad?..,
a los maestros de escueta...,
¡viva su abuela!...
toda la paga atrasá.
La literatura costumbrista, realista y naturalista, autores
de la talla de Galdós, Valera, Pardo Bazán, Ganivet o Blasco Ibáñez,
denunciaron esta situación en muchas de sus obras. De igual forma, los estudios
actuales sobre el magisterio español en el siglo XIX y parte del XX constatan
esta penosa realidad que se dio de manera interrumpida desde el reinado de
Fernando VII hasta el de Alfonso XIII.
(Recuerdo infantil)
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.
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Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.
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Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano.
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Y todo un coro infantil
va cantando la lección:
«mil veces ciento, cien mil;
mil veces mil, un millón».
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Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.
Antonio Machado
https://www.biodiversidadvirtual.org/etno/Pasar-mas-hambre-que-un-maestro-de-escuela-img28868.html
https://textorblog.wordpress.com/2017/10/27/mas-hambre-que-un-maestro-de-escuela/
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